En este blog podéis encontrar recetas sencillas con las que aprender a cocinar platos dulces o salados que nos abrirán un mundo de sabores, texturas y emociones para el paladar.
martes, 1 de septiembre de 2015
Mermelada de moras silvestres
*** La época de moras es finales de agosto y principios de septiembre, por lo que hay que aprovechar el momento y salir a dar un buen paseo a las zonas donde se encuentran los zarzales, procurando coger las que quedan en caminos para evitar la contaminación de los coches.
INGREDIENTES:
- 2k de moras silvestres
- 100ml de agua
- 500g de azúcar
- 1 limón
- 1 palo de canela
- 6 láminas de gelatina neutra
ELABORACIÓN:
Cuando cojamos las moras, es preciso que escojamos las que están en su punto de madurez. Eso se sabe porque se desprende del tallo al hacer un giro sin apenas fuerza.
También es aconsejable trasportarlas en un recipiente como un cubo o similar, nunca en bolsa de plástico porque se aplastan y lo que queremos es que lleguen en perfecto estado para que no se estropeen.
Una vez en casa, procedemos a pesarlas para saber la proporción de azúcar que debemos poner a la elaboración de la mermelada.
Lavamos las moras sumergidas en agua y pasando por el chorro del grifo las que vamos sacando para verificar que no les queda nada de suciedad.
Ponemos las moras en una olla al fuego fuerte, les añadimos el zumo de un limón y el agua.
Después ponemos un palo de canela y el azúcar. Removemos con una cuchara metálica y dejamos que rompa a hervir. Bajamos la fuerza del fuego al mínimo sin tapar la olla. El tiempo de cocción dependerá de la cantidad, pero para 2k necesita entre 2 y 3 horas.
De vez en cuando, movemos las moras para que el azúcar no se quede agarrado al fondo.
Cuando retiremos la olla del fuego, diluimos las hojas de gelatina que habremos hidratado en agua fría con anterioridad y las mezclamos con ayuda de la cuchara.
Rellenamos los tarros que tenemos preparados para conservar hasta el borde que rebose.
Cerramos con la tapa apretando bien y limpiamos con papel de cocina. Damos la vuelta al tarro para que se haga el vacío y dejamos que se enfríen por completo.
Decorarlos con un trozo de servilleta de colores y un cordel.
Se pueden conservar en un lugar seco y fresco, pero una vez abierto un tarro, hay que mantenerlo en el frigorífico.