En este blog podéis encontrar recetas sencillas con las que aprender a cocinar platos dulces o salados que nos abrirán un mundo de sabores, texturas y emociones para el paladar.
jueves, 19 de febrero de 2015
Muffins con nueces garrapiñadas
*** Tener una reserva de muffins en la despensa nos puede solucionar una merienda imprevista con los amiguitos de nuestro hijo o una visita inesperada de las amigas para tomar un café o un té.
INGREDIENTES:
- 250g de harina
- 250g de azúcar
- 90g de mantequilla
- 140ml de nata líquida
- 5 huevos frescos
- 5g de levadura en polvo
- 1 pizca de sal
- 50g nueces en trozos
- 1/4 vaso de agua
- 5 gotas de zumo de limón
ELABORACIÓN:
Ponemos a calentar una cazuela de acero a fuego medio fuerte. Incorporamos tres cucharadas del azúcar que tenemos medido para elaborar la masa, dos cucharadas de agua fría y las gotas de zumo de limón.
Dejamos que se funda el azúcar removiendo con ayuda de una cuchara bajando un poco la fuerza del fuego.
Cuando empiece a tomar un tono dorado, lo retiramos del fuego y añadimos las nueces que mezclamos rápidamente con ayuda de la cuchara.
Sacamos las nueces y las ponemos sobre un papel vegetal para que enfríen dejando separación entre ellas y evitar que se queden pegadas.
Al caramelo que nos ha quedado en la cazuela, le ponemos el resto del agua y lo volvemos a poner al fuego un minuto para que se quede líquido. Lo pasamos a un vaso y reservamos.
* Encendemos el horno a 160º en posición aire forzado o en su defecto, calor en parte baja.
En un bol grande, ponemos el azúcar junto con la sal y los huevos. Batimos con las varillas eléctricas hasta obtener una mezcla espumosa. Agregamos la nata y seguimos batiendo hasta que quede bien incorporada.
Tamizamos la harina junto con la levadura y vamos incorporando poco a poco a la crema anterior a la vez que trabajamos con las varillas. Tiene que quedar una masa homogénea y sin grumos.
Templamos la mantequilla para que se derrita y la añadimos a la masa anterior que mezclaremos hasta su total incorporación.
Por último, agregamos el caramelo líquido que tenemos reservado que le dará un toque especial a la masa.
Colocamos las cápsulas de papel dentro de moldes para muffins o tartaletas y vamos rellenando 3/4 partes de su capacidad.
Ponemos uno o varios trozos de nueces garrapiñadas sobre la masa y horneamos durante 15 minutos.
Sacamos del horno y dejamos que se enfríen un poco antes de pasarlos a una rejilla.
En ocasiones se sumergen las nueces quedando rellena la masa y otras veces se mantiene por encima, pero de cualquier forma están buenísimos.
Para conservar los muffins podemos guardarlos una vez bien fríos en un lugar fresco y seco dentro de un envase con tapa. Otra opción es congelarlos dentro de una bolsa específica para congelados y sacar según nos hagan falta media hora antes de consumirlos.
¡¡¡ A estos no les dio tiempo a llegar a otro día !!!
domingo, 15 de febrero de 2015
Tarta de manzana y crema
*** Hacía tiempo que quería elaborar una tarta de manzana y crema, pero no quería que fuese una tarta cualquiera, tenía que ser especial y lo conseguí, valla que si lo conseguí. La serví en una cena con amigas y fue todo un éxito.
INGREDIENTES:
Para la base:
- 200g de harina
- 100g de mantequilla
- 1 cucharadita de canela molida
- 1 yema de huevo
- 2 cucharadas de azúcar
- 4 o 6 cucharadas de jugo de cocción de las manzanas
- 1 pizca de sal
Para la crema:
- 50g de mantequilla
- 2 huevos enteros y 2 yemas
- El jugo de la cocción de las manzanas
- 1 cucharada colmada de harina de maíz
- 2 o 3 cucharadas de azúcar
Para decorar:
- 3 manzanas golden
- 150ml de agua
- 1 palo de canela
- 1/2 limón
- 3 cucharadas colmadas de azúcar
- 30g de mantequilla
- 1 cucharada de mermelada de pomelo
- 2 o 3 cucharadas de agua
ELABORACIÓN:
Lavamos, pelamos y cortamos las manzanas en cuartos, les quitamos las semillas y hacemos gajos de 1/2 cm aproximadamente. Los colocamos en un bol que tenga tapa y les añadimos las tres cucharadas de azúcar, el zumo de limón, el agua y el palo de canela. Mezclamos con ayuda de una cuchara, tapamos y metemos al microondas a temperatura máxima durante 5 minutos.
Pasados los 5 minutos, sacamos el bol del microondas con ayuda de unos guantes de cocina para evitar quemaduras y removemos los gajos con cuidado para que no se rompan. Tapamos y volvemos a meter otros 3 o 4 minutos más al microondas para que terminen de cocer. Tienen que quedar enteros y algo duritos. Los escurrimos y dejamos que se enfríen los gajos por un lado y reservamos el jugo con la canela por otro.
Comenzamos a elaborar la masa quebrada que pondremos de base colocando en un bol la harina tamizada, las cucharadas de azúcar que previamente habremos molido para convertirla en glas, la sal, la cucharadita de canela molida no muy cargada, la mantequilla fundida y la yema de huevo.
Mezclamos todo con la mano hasta que nos queden bien integrados los ingredientes. Añadimos poco a poco las cucharadas de jugo de cocción hasta conseguir una masa que se desprenda de las manos pero que cuando la apretamos se agriete. La envolvemos en film transparente y dejamos reposar en el frigorífico mínimo 2 horas, pero no pasa nada si la dejamos de un día para otro.
Con el jugo que nos ha quedado, lo colamos y ponemos a calentar en un cazo junto con un poco de azúcar, pero no demasiada, pues tiene que quedar algo ácido. Cuando rompa a hervir, se retira del fuego y se añade la mantequilla. Dejamos que se funda y añadimos la harina de maíz que removemos con ayuda de unas varillas para que se deshaga y no queden grumos.
Batimos los huevos y los añadimos muy poco a poco a la mezcla del cazo a la vez que batimos con las varillas sin parar para evitar que se cuajen. Este proceso es muy importante hacerlo despacio y con el cazo retirado del fuego con la mezcla algo templada.
Volvemos a colocar el cazo al fuego mínimo y sin dejar de remover, esperamos a que espese y se forme la crema. La pasamos a un tarro, dejamos que se enfríe y después la tapamos y guardamos en el frigorífico para que coja consistencia durante al menos 3 horas.
Sacamos la masa del frigorífico y dejamos que se temple un poco.
* Encendemos el horno a 180º en posición de aire con calor en la parte de abajo. Rejilla a media altura.
Colocamos una lámina de papel vegetal en la encimera que habremos humedecido ligeramente para que no se deslice mientras trabajamos. Ponemos la masa sobre el papel y la cubrimos con film transparente. Empezamos a estirar con ayuda de un rodillo procurando que quede una forma circular y de igual grosor. Para ello, pasamos la mano por encima para detectar por dónde está más gruesa y por donde más fina.
Para que nos quede un círculo perfecto, podemos colocar un molde de pizza y marcar el contorno presionando un poco.
Después desprendemos el film transparente y retiramos el borde sobrante con ayuda de un cuchillo.
Colocamos la masa con el papel vegetal en el molde escogido y damos la forma con ayuda de los dedos, procurando que nos quede igual de alta por todos lados.
Cubrimos con otra lámina de papel vegetal y rellenamos de garbanzos que ya tenemos guardados en un tarro de otras ocasiones que hemos hecho masa quebrada. Metemos al horno y dejamos que se haga durante 15 minutos. Transcurrido este tiempo, retiramos el papel vegetal con los garbanzos que cubre la masa y dejamos que hornee otros 5 o 6 minutos más vigilando que no se dore demasiado el borde.
Sacamos del horno y dejamos que se enfríe poniendo la masa en una placa de molde circular desmontable. Os digo esto, porque si dejamos la masa en el molde donde la hemos horneado y la terminamos de montar, cuando la queramos sacar, lo más seguro es que se rompa por el peso y nuestra tarta quede destrozada.
Ponemos un poco de mantequilla en una sarten y cuando esté fundida, metemos gajos de manzana que tenemos ya escurridos y los vamos dorando por los dos lados.
Los sacamos a un plato y seguimos con este proceso hasta terminar de dorar todos los gajos.
Sacamos la crema del frigorífico y rellenamos con ella la base de masa quebrada.
Decoramos la superficie de la crema con los gajos de manzana dorados montando uno sobre otro para que quede toda la crema cubierta.
Diluimos una cucharada de mermelada en un poco de agua. Yo he puesto de pomelo porque es la que tenía en ese momento abierta en el frigorífico, pero podemos poner mermelada de naranja amarga, de albaricoque o melocotón. La que más nos guste.
Repartimos la mermelada robre los gajos de manzana con ayuda de una cuchara y una brocha de cocina.
Guardamos en el frigorífico hasta el momento de servirla.
¡ Os aseguro que está deliciosa !
sábado, 7 de febrero de 2015
Mermelada de pomelo
*** El otro día me regalaron 8 kilos de pomelos de los cuales, parte los hice mermelada para poder disfrutar de ellos durante más tiempo.
Hacer mermelada lleva trabajo, pero merece la pena porque cuando abres un tarro, te das el gustazo de saborear plácidamente aquello que hiciste con tanto mimo.
INGREDIENTES:
- 3k de pomelos
- 2 naranjas dulces
- 1 limón
- 2l de agua
- 2k de azúcar
ELABORACIÓN:
Lavamos las frutas con un cepillo para eliminar bien toda la suciedad que puedan tener.
Pelamos los pomelos, naranjas y limón procurando coger la menor cantidad posible de parte blanca.
Cortamos en Juliana fina todas las cortezas y las metemos en una olla de gran capacidad con 1l de agua.
Retiramos toda la parte blanca de las frutas dejando bien limpios los gajos.
Sacamos las semillas de cada uno de los gajos y los troceamos dejándolos según los vamos limpiando, en la olla donde tenemos las pieles con agua.
Metemos en saquitos las partes blancas y semillas, los atamos bien para que no se salgan y colocamos sobre la fruta troceada. Añadimos 1 litro de agua más y tapamos. Dejamos la olla en un lugar fresco de la cocina durante 24 horas.
Transcurrido este tiempo, sacamos los saquitos y exprimimos con las manos para sacar de ellos la gelatina que se ha producido en su interior y que ayudará a que espese la mermelada.
Ponemos la olla al fuego fuerte y cuando comience a hervir, bajamos a la mitad la fuerza del fuego para que no se pare la cocción con la olla destapada y dejamos que se cocine durante 2 horas removiendo de vez en cando con cuchara de madera.
Pasadas las 2 horas, si vemos que sigue teniendo mucho jugo, subimos el fuego para reducirlo un poco. Añadimos en pequeñas cantidades el azúcar a la vez que moveos la fruta y probamos el punto de dulzor que nos guste. No siempre es necesario poner todo el azúcar que indica la receta.
Veremos que al poner el azúcar, vuelve a salir más jugo. Bajamos al mínimo la fuerza del fuego y dejamos que cocine durante 1 hora más removiendo con frecuencia, porque al llevar el azúcar es más fácil que se agarre al fondo de la olla.
Preparamos los tarros que queramos utilizar para conservar la mermelada dándoles un hervor junto con sus tapas para esterilizarlos.
Llenamos los tarros ya limpios con la mermelada recién retirada
del fuego. Teniendo mucho cuidado de no quemarnos.
Se llenan hasta el borde casi rebosando para que quede la menor cantidad de aire en el interior.
Tapamos el tarro apretando todo lo que podamos la tapa.
Le damos la vuelta y seguimos llenando el resto de tarros hasta que ya no quede mermelada en la olla. Con este proceso, no es necesario hervir los tarros para que hagan vacío y se conservan perfectamente.
Dejamos que se enfríen completamente antes de volverlos y limpiarlos con un paño húmedo. Marcamos cada uno con el contenido y la fecha de elaboración. Y si somos un poco detallistas, podemos decorar las tapas con un trozo de tela o servilleta estampada y un cordel de color.
Guardamos los tarros en un lugar fresco y oscuro de la despensa y cuando abramos uno para consumir, lo mantendremos dentro del frigorífico para que se mantenga en perfectas condiciones.
El sabor y la calidad de estas mermeladas caseras son tan diferentes a lo que encontramos en el mercado que, cuando las pruebas, ya no quieres otra cosa.