jueves, 17 de octubre de 2013

Mejillones con salsa picante


*** Esta receta la borda mi hermano Paco. 
   Como salen tan ricos, le he pedido permiso para publicarla en el blog y que, vosotros mis lectores, podáis disfrutar elaborandola y degustar estos mejillones en una comida con los amigos. 

   INGREDIENTES:

 - 2kg de mejillones frescos
 - 1 cebolla grande
 - 2 tomates maduros medianos
 - 1 cucharada de pan rallado
 - 1/2 cucharilla de tomillo
 - 1/2 cucharilla de romero
 - 1/2 cucharilla de ajimoí
 - 3 hojas de laurel
 - Tabasco al gusto
 - 1 pizca de azúcar
 - 1/2 copa de vino blanco
 - 1 vaso de caldo de cocción de los mejillones
 - 2 cucharadas de aceite de oliva
 - Sal ( opcional )

   ELABORACIÓN:

   Lo más tedioso de la elaboración de ésta receta es limpiar los mejillones, por lo que os recomiendo pedir ayuda a otra persona y mientras tanto se puede charlar un ratito en buena compañía.

   Una vez limpios y lavados los mejillones, se colocan dentro de una cazuala poco profunda y bastante ancha para que no se amontonen demasiado. Encendemos el fuego a media fuerza y tapamos la cazuela. No se pone nada de agua.

   Mientras se abren los mejillones, pelamos y picamos la cebolla lo más pequeña posible. Encendemos el fuego y colocamos otra cazuela algo más pequeña con el aceite para que se caliente.

   Pochamos la cebolla sin poner nada de sal porque los mejillones sueltan un caldo bastante sabroso y corremos el riesgo de estropear la salsa dejándola demasiado salada.

   Cuando tengamos la cebolla con un tono transparente, agregamos las hierbas bien picadas, incluido el laurel excepto una hoja grande que dejaremos entera. Removemos para que se mezclen con la cebolla.

   Pelamos los tomates y les quitamos las semillas. Pasamos la carne por una picadora eléctrica y cuando tengamos un puré, se lo añadimos a la cebolla. Dejamos que se sofría despacio para que reduzca y espese. El jugo que sacamos de colar las semillas de tomate lo podemos gastar para una vinagreta.

   Mi hermano pone salsa de tomate concentrado ya preparada. Es uno de los cambios que yo hago, el otro es añadir ajimolí con las especias para potenciar el picante y no abusar del tabasco.
 
   Mientras se hace la fritada, podemos desprender una de las cáscaras de los mejillones y revisar que no tengan alguna rota. Colamos el caldo que han soltado en la cocción y lo reservamos.

   Agregamos el vino blanco a la fritada y dejamos que evapore el alcohol subiendo un poco la fuerza del fuego.

   Incorporamos el pan rallado y mezclamos con ayuda de un cucharón de madera.

   Añadimos poco a poco el caldo de los mejillones hasta que la salsa nos quede suelta. Ponemos unas gotas de tabasco y probamos el punto de picante. Aquí es donde cada uno da su toque personal al gusto de picante. Seguro que los mexicanos le ponen mucho más tabasco que yo.

   Metemos los mejillones y mezclamos con la salsa. Si vemos que nos espesa demasiado, podemos añadir más caldo de la cocción o un poco de agua caliente, dependiendo de lo salada que esté la salsa.

   Retiramos del fuego y dejamos que reposen un poco antes de tomarlos con una copa de vino blanco bien frío.

   La salsa que nos quede, si es que queda, la podemos añadir a unos espagueti salteados con gambas y comida resuelta para otro día.
    

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