Hacer un risotto es de lo más sencillo, y variar sus ingredientes según tengamos materia prima en la despensa, hará que cada vez nos quede un sabor diferente para disfrutar con los nuestros.
En este caso, he de agradecer a Oliver, que me consiguiera una pieza de la vajilla del restaurante donde trabaja, para poder presentar mi risotto de forma vistosa y elegante.
IMGREDIENTES:
- 350g de arroz Arborio
- 100q de champiñon
- 100g de portobello
- 100g de seta de cardo
- 1 cebolla morada
- 25g de mantequilla
- 75g queso parmesano
- 1 copa de cava
- 1,5l de caldo de verduras
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen
- Sal y pimienta al gusto
ELABORACIÓN:
Es muy importante organizar y preparar todos los ingredientes de la elaboración para que no se olvide ninguno y el proceso sea rápido. Por eso, mientras se calienta el caldo en una cazuela y el aceite en la sartén, limpiamos la cebolla y la picamos lo más fina que podamos.
Pochamos la cebolla a fuego muy lento junto con una pizca de sal y tapada. De ésta forma no se escapa el vapor que suelta y se nos quedará tierna y casi transparente.
Durante el tiempo del pochado de la cebolla, troceamos los tres tipos de setas. Yo suelo comprar una bandeja que ya viene seleccionada y cortada.
Cuando tengamos la cebolla tierna, incorporamos las setas con un poco de pimienta, subimos la potencia del fuego y salteamos sin dejar de remover hasta que se nos doren.
Añadimos el arroz que tendremos medido en una taza y removemos para que se impregne del aceite y demás ingredientes.
Regamos nuestro arroz con el cava sin dejar de mover hasta que veamos que ha evaporado el alcohol.
Llegado este momento, vamos poniendo poco a poco el caldo que tenemos caliente y un poco de sal. Yo suelo añadir tres cacitos y remover para que el arroz suelte su almidón mientras se va cociendo. Cuando veamos que se ha consumido ese caldo, se añaden otros tres cacitos.
A la mitad de la cocción, incorporamos la mantequilla junto con la parte correspondiente del caldo.
Cuando terminemos de añadir los ultimos tres cacitos de caldo, se espolvorea el arroz con el queso que previamente teníamos rallado y probamos el punto de cocción y de sal. Si fuese necesario más caldo porque vemos que le falta cocción, se añade caliente, nunca en frío.
Se puede decir que el risotto está en su punto cuando el grano está entero, pero se mastica sin notar dureza en el centro y queda cubierto de una melosidad cremosa.
Servimos inmediatamente los platos decorados con un poco de queso rallado y pimienta recién molida.
" Y dejar que vuestro paladar se deleite con ese aroma y sabor de las cosas bien hechas."