En este blog podéis encontrar recetas sencillas con las que aprender a cocinar platos dulces o salados que nos abrirán un mundo de sabores, texturas y emociones para el paladar.
martes, 11 de noviembre de 2014
Sopa de cebolla con crujiente de jamón
*** El otro día hablando con una amiga de recetas que recordamos de nuestras madres, salio a relucir esta sopa de cebolla y le prometí hacerla para que todos mis lectores tengan la oportunidad de disfrutar de este sencillo plato en estos días fríos de otoño.
INGREDIENTES:
- 2 o 3 cebollas
- 1 hoja de laurel
- 3 o 4 lonchas finas de jamón serrano
- 1l de caldo de pollo con verduras
- 1/2 barra de pan del día anterior
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- Queso curado rallado y en lascas
- Sal y pimienta
ELABORACIÓN:
* Encendemos el horno a 170º calor en parte baja. Rejilla a media altura.
Colocamos las lonchas de jamón sobre la bandeja del horno previamente forrada con papel vegetal.
Las tapamos doblando la mitad del papel sobrante. Colocamos otra bandeja de igual tamaño sobre las lonchas de jamón para que haga presión y no se deformen. Metemos al horno durante 10 minutos.
Mientras se tuesta el jamón en el horno, limpiamos las cebollas y las cortamos en juliana muy fina.
Colocamos una cazuela con bastante fondo al fuego mínimo y dos cucharadas de aceite. Cuando alcance temperatura añadimos la cebolla y la hoja de laurel con una pizca de sal.
Dejamos que se poche muy despacio con la cazuela tapada y removiendo de vez en cuando.
Sacamos el jamón del horno, le quitamos el papel y lo troceamos con el filo de un cuchillo. Reservamos en un plato.
Cuando la cebolla adquiera un tono dorado, le añadimos el caldo que previamente habremos calentado en el microondas y dejamos que cueza lentamente durante 20 minutos con la cazuela algo tapada para que no se reduzca demasiado. Si fuese necesario, se puede añadir más caldo o un poco de agua.
Llegado este momento, podemos dejar enfriar y guardar en el frigorífico para tener preparada la sopa al día siguiente cuando lleguemos del trabajo. Si lo hacemos así, lo único que tenemos que hacer es volver a calentar y continuar con el proceso de elaboración.
Rebanamos el pan y lo metemos al tostador para que se dore y quede crujiente.
Repartimos la sopa en cuencos que soporten el calor del horno.
Colocamos rebanadas de pan tostado en cada cuenco. No más de tres por persona.
Rallamos sobre éstas un poco de queso curado que tengamos en el frigorífico, espolvoreamos con pimienta recién molida y metemos los cuencos en el horno para que gratine el queso y se quede un poco fundido.
Si tenemos muchos cuencos, es preferible encender el horno convencional con el grill, pero si solo somos dos, nos puede ser más rentable gratinar en el microondas si éste dispone de esa función.
Repartimos unas pocas lascas del mismo queso que hemos rallado y dejamos que se enfríe un poco antes de decorar con unos trozos crujientes de jamón.
Os aseguro que la haréis más de un día para calentar el cuerpo en las estaciones frías del otoño e invierno.
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