INGREDIENTES:
*Para la base
- Ver receta en mi blog de
" pastas de almendra "
* Para el relleno
- 1 tableta de chocolate negro para fundir
- 1 tableta de chocolate blanco para fundir
- 4 láminas de gelatina neutra
- 2 huevos frescos
- 40gr de azúcar
- 150ml de nata para montar
- 2 cucharadas soperas de chocolate en polvo
- 50ml de nata líquida
ELABORACIÓN:
Preparamos la base siguiendo las instrucciones de la receta para pastas de almendra que encontraréis en mi blog.
*** Encendemos el horno a 180º en posición aire forzado o en su defecto calor en parte baja. Rejilla a media altura.
Sacamos la masa de almendra del frigorífico y le damos un poco de forma redondeada con las manos. Colocamos una pieza de papel vegetal sobre la encimera previamente humedecida para que se quede pegado y no se mueva cuando trabajemos la masa. Ponemos la masa sobre el centro del papel y la tapamos con otra pieza de film transparente. Comenzamos a estirar la masa con el rodillo procurando que quede lo más redonda posible y de un grosor no superior a 3 o 4 mm.
Pasamos la base de pasta de almendra con el papel vegetal a un molde circular y no muy alto, la centramos y con ayuda de los dedos vamos bajándola para que nos quede bien forrado el molde.
Cuando tengamos la base colocada, retiramos el film transparente y la pinchamos.
Para evitar que se queme, podemos colocar una pieza de papel vegetal cubriendo la masa y quitarla unos minutos antes de que termine de hacerse en el horno.
Metemos el molde en el horno durante 20 minutos. Transcurrido éste tiempo, le quitamos el papel vegetal y dejamos que hornee otros 5 o 10 minutos más para que dore un poco.
Sacamos la base del horno y dejamos que se enfríe completamente antes de rellenarla. También se puede dejar hecha el día de antes teniendo la precaución de guardarla en un sitio seco y fresco.
Para elaborar el relleno, metemos dos láminas de gelatina en una bandeja con agua fría.
Ponemos una cazuela ancha y poco profunda con agua a fuego lento.
Separamos las claras de las yemas y montamos las claras a punto de nieve reservándolas en el frigorífico.
Montamos la nata en un bol grande y la guardamos en el frigorífico.
Troceamos el chocolate negro y lo ponemos en un cazo, que colocaremos dentro del agua templada e iremos fundiendo hasta que quede totalmente crema.
Sacamos el cazo del agua y le agregamos las láminas de gelatina bien escurridas batiendo enérgicamente para que se diluyan en el chocolate templado. En este punto, el chocolate queda hecho una bola densa y consistente, pero no os preocupéis, porque es normal. Incorporamos el azúcar y una yema de huevo mezclando bien con el chocolate hasta que queden totalmente incorporados.
A la mezcla de chocolate, le ponemos la mitad de las claras a punto de nieve haciendo movimientos lentos para que no se bajen.
Por último, añadimos la mitad de la nata montada y hacemos los mismos movimientos para que nos quede esponjoso el chocolate.
Vertemos esta crema en la base de pasta de almendra extendiéndola con ayuda de una cuchara o pala y dejamos que enfríe en el frigorífico.
Realizamos la misma operación con el chocolate blanco, pero como éste chocolate es muy dulce, no le pondremos azúcar.
Sacamos la tarta del frigorífico y agregamos la crema de chocolate blanco sobre la anterior que ya estará algo dura. Extendemos bien para que quede una superficie lo más lisa posible y volvemos a guardar en el frigorífico durante 3 horas mínimo.
Si queremos evitar que se rompa la base de almendra mientras la rellenamos, podemos dejarla en el molde donde la hemos horneado con su papel, que posteriormente nos será de gran ayuda para cuando la tengamos que sacar del molde.
Una vez cuajadas las capas de chocolate, ponemos 50ml de nata líquida en un cazo junto con dos cucharadas de cacao para hacer chocolate a la taza y lo calentamos muy despacio sin dejar de remover hasta que quede espeso con textura cremosa. Pasamos la crema de chocolate a un biberón para repostería y dejamos que se enfríe.
Sacamos la tarta del frigorífico y decoramos la superficie con el chocolate que tenemos en el biberón, agitándolo antes de empezar para que tenga la misma densidad la crema.
Si queremos, podemos llevar el biberón de chocolate a la mesa y decorar los platos cuando tengamos la tarta servida en ellos.
Os recomiendo que no pongáis trozos muy grandes porque
llena bastante, pero los más golosos pueden repetir si quieren.
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