lunes, 11 de marzo de 2013

El perejil, que no falte.


    El perejil es uno de los condimentos más usado en la cocina mediterránea.

   En muchas ocasiones nos encontramos que el perejil fresco que tenemos en agua se nos estropea.

   Es otras, simplemente, no nos queda y tenemos que gastar perejil seco.

   Una buena opción es congelar parte del perejil que nos han dado fresco en la frutería. Para ello, sumergimos en agua fresca el manojo de perejil y lo dejamos que se limpie bien durante un rato.

   Cuando esté limpio, lo ponemos sobre papel de cocina dejando que suelte el agua de las hojas dando golpecitos con el ramillete en el papel. Es muy importante que el perejil esté bien seco.

   Después procedemos a desprender las hojas del tallo, las guardamos en un tarro de plástico con tapa y congelamos.

   El día que nos haga falta, sacamos del congelador el bote, cogemos las hojas que necesitemos, guardandolo de nuevo en el congelador para evitar que se descongele el resto del perejil.






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